Investigadores brasileños han demostrado que una breve exposición a un nuevo entorno mejora la extinción del miedo contextual en ratas, un efecto explicable por un proceso de etiquetado sináptico y captura. El trabajo abre una vía futura para el tratamiento de trastornos del miedo como el estrés postraumático.
Para comprobar la extinción de un recuerdo en ratas, los investigadores realizaron un experimento clásico en el cual se introduce la rata en una caja y se aplica un estímulo (como una luz o un sonido) y después un estímulo aversivo, como una descarga eléctrica. De este modo, las ratas aprenden que después del sonido o la luz viene una descarga eléctrica, mostrando finalmente miedo en cuanto perciben el sonido o la luz. Después indujeron un proceso de extinción, es decir, trataron que la rata ‘desaprendiera’ ese miedo, repitiendo el mismo experimento pero sin la descarga eléctrica, de forma que se produce un nuevo recuerdo que se sobrepone al anterior. No obstante, el recuerdo original pervive, de modo que la extinción no garantiza que la rata no vuelva a asustarse.
Los investigadores trataron de mejorar el proceso de extinción añadiendo un nuevo elemento. Se sometió a las ratas a un ambiente de miedo, después se las expuso de nuevo varias veces al mismo pero sin el estímulo aversivo para ver si lo extinguía y, en momentos previamente estudiados, se las expuso a otro ambiente inocuo. El objetivo fue verificar si la interpolación de una novedad afectaba a la extinción de miedo y se comprobó que la interposición de un ambiente nuevo entre una sesión de extinción y la siguiente favorecía la extinción.
Los investigadores han comprobado que se trata de un efecto explicable por un proceso de etiquetado sináptico y captura que depende de la actuación de los receptores de la dopamina D1, pero no de los receptores D5, en el hipocampo, una de las principales estructuras del cerebro.
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